Con esta mermelada me pasó que quería hacer una cosa y al final terminé haciendo otra totalmente diferente. Me alegro de que me ocurriera así porque desde luego que la combinación de estos ingredientes es sublime. Yo a todas las mermeladas sean de lo que sean les añado una manzana pelada y troceada -con la piel hago un atillo y también lo echo en la cocción-. Además en el caso de la mermelada de fresas no se me olvida nunca porque siempre que la hacía me quedaba más líquida y tenía que cocer mucho más tiempo del deseado. En ésta, también con el oporto y la nuez moscada, es como si cada ingrediente realzara el sabor de los demás. No tenía previsto hacer esta entrada hoy pero por petición popular ahí va. Gracias a todos por vuestra confianza.
Ingredientes: 1 kilo de fresas, 1 manzana grande o 2 pequeñas, la piel de la manzana, 400 grs de azúcar, 50 ml. de vino de Oporto, 1 cucharadita de nuez moscada y 1 limón pelado sin la piel blanca y sin los pipos.
Preparación: Si queremos envasar al vacío la mermelada, lo primero que haremos será esterilizar unos frascos de cristal y sus tapas dejándolos hervir en una cazuela con agua mientras hacemos la mermelada. Para esta cantidad tienes suficiente con tres o cuatro frascos medianos pero yo siempre hiervo alguno más de tamaño pequeño por si sobra algo.
Se lavan, se quita los pedúnculos y trocean las fresas y se echan en una cazuela. Se lava y se pela la manzana procurando que la tira de la piel sea lo más larga posible (Algo parecido a lo que hacen en la película "Algo para recordar"). Se trocea la manzana y se hace un atadillo con la piel. Se añade a la cazuela. Se echa el azúcar, el limón, el vino de Oporto y la nuez moscada. Se pone a cocer a fuego lento unos 30 minutos. Una vez terminado el tiempo se comprueba que no quede muy líquido. Si fuera así dejaríamos cocer unos minutos más. Con unas varillas metálicas se remueve un rato la mezcla resultante.
Y es el momento de envasarla. Yo pongo un trapo de cocina limpio extendido en la encimera, los frascos ya los hemos tenido cociendo en otra cazuela. Se sacan las tapas, se dejan escurrir y pasamos un algodón impregnado de alcohol por el interior de ellas. Vamos rellenando los frascos hasta arribe del todo, cerramos con una tapa y ponemos boca abajo para que haga el vacío. Lo mismo con todos los frascos que podamos rellenar. Y así, boca abajo, los dejamos por los menos 24 horas, momento en el que podemos darles la vuelta, etiquetarlos y guardarlos en la despensa.
Sabes que tengo los mismos panecillos que tu en la despensa?
ResponderEliminarQué gracia al ver las fotos, porque son de mis favoritos